Jessica Harvey Es curioso que desde la antigüedad el ser humano a tratado por todos los medios de indagar en el cuerpo humano, así como las enfermedades que lo atañen y por su puesto cómo y con qué erradicar las dolencias.
Los medicamentos llegaron a cambiar nuestras vidas por completo, pues antes de estos la sociedad vivía en una constante dolencia, peleaba a toda forma con una sintomatología que en muchas ocasiones no conocía.
Esta evolución dio un giro en general, pues con el descubrimiento de las primeras sustancias se empezaron a producir muchos medicamentos. Pero no todo siempre fue miel sobre hojuelas, pues a pesar de que la existencia de estos nació con la necesidad de ayudar hubo diversas crisis en la iniciación e investigación de estos.
Antes de la Segunda Guerra Mundial el estudio de los fármacos era casi nulo, lo que provoco la perdida de muchas vidas, por lo que después de este gran suceso se empezó a destinar más dinero al estudio e investigación de estos, comenzando así a utilizar los animales para hacer pruebas toxicológicas antes de que salieran al mercado para uso humano.
Posteriormente una revolución de medicamentos llego a nosotros, penicilinas, antibióticos, antiespasmódicos, antigripales, antivirales, vacunas, diuréticos, esteroides entre muchos más conforman la llamada edad del medicamento.
Favoreciendo a las sociedades y al ser humano a combatir enfermedades y a tener un período de vida, más longevo, cuestión que en otros tiempos aún no era una realidad y que causaron cientos y miles de descensos.
No cabe duda de que la ciencia ha jugado un papel importantísimo en dicha evolución, sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer, mucho que aprender y mucho más aún por descubrir.
Pero no hay que dejarle el trabajo completo a la ciencia, si bien esta es un apoyo, no hay que abusar de sus beneficios, por eso siempre es importante que, ante cualquier enfermedad, no consumir medicamentos, sin antes saber sus contraindicaciones.
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